Ahogados por nuestras soledades.

Te miro y me sonríes, acaricias mi cara. Parece que no hubiese pasado el tiempo por nosotros.
Me gusta que estes aquí, saber que me proteges y te protejo, desnudar mi alma y que tu hagas los propio. Me gusta que pases tus dedos por mi espalda, que encuentres el punto exacto de mis cosquillas.
Me gusta cuando me entrelazas los dedos bajo la almohada, observarte dormir y por las mañanas que me des empujoncitos para despertarme.
Me gusta... aunque tu y yo sabemos que cuando crucemos esa puerta volveremos a lo de siempre tú serás un villano y yo seré una frívola.